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Desfiladeros
Hoces,
desfiladeros y cascadas |
[Introducción] [Foces
del Pino] [Cascadas
de Oneta] [Desfiladero
de las Xanas] [Ruta
del Alba] [Hoces
del Esva]
Los cortos ríos de la región asturiana, obligados
a salvar en escaso trecho desniveles de más de dos mil metros,
tienen una enorme capacidad erosiva y excavan a su paso multitud de
hoces, cañones y desfiladeros. Las más impresionantes se abren en
roquedos calizos, muy compactos y difícilmente desmoronables, que
sin embargo pueden ser disueltos por las aguas dando lugar a
estrechos pasillos de paredes verticales.
Por su belleza y singularidad geomorfológica, la
red de espacios protegido de Asturias incluye con la categoría de
Monumentos Naturales tres de los desfiladeros más significativos y
las cascadas de mayor altura de la región. |
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El Monumento Natural de las
Foces del Pino, fué declarado por Decreto 43/2001, de 19 de abril,
es un angosto desfiladero de unos trescientos metros de longitud que
forma el río Pino en su tramo medio. El acceso más fácil a la foces parte del pueblo
allerano de El Pino, a sólo doce kilómetros de Cabañaquinta por la
Carretera Comarcal AS-253 que lleva al Puerto de San Isidro. De éste
parte al sur un camino rural que en poco más de una hora alcanzan el
desfiladero, siguiendo el trazado de una de las Rutas Senderistas de
Pequeño Recorrido del Principado de Asturias, referenciada con la
clave PR.AS-31.
El Pino es un arroyo de
apenas 6 km, que desde su nacimiento en Peña Redonda (La Panda),
hasta su desembocadura en el río San Isidro salva un desnivel de
ochocientos metros. En su recorrido atraviesa diferentes tipos de
roca, principalmente de edad carbonífera.
Sin embargo, en su tramo
medio el río corta una banda de calizas masivas de la Formación Peña
Redonda, tallando entre la peña del Pando, al este, y los
contrafuertes de la Panda, al oeste, un estrecho desfiladero de
paredes casi verticales, que en algunos puntos no tiene más allá de
seis metros de anchura y por cuyo fondo discurren las aguas
rompiendo en numerosos rápidos y
cascadas. |
Este conjunto de
cumbres, la Serranía de las Fuentes de Invierno, ya había sido catalogado
como paisaje sobresaliente, en
el inventario realizado en 1978 por el ICONA.
El sendero a lo
largo de las foces está
pavimentado con anchas losas de caliza y es la vía por la que los vecinos
del Pino acceden a los mayaos
de Caniella, la Mermegona y Vegarada, a donde suben el vacuno durante
los meses del estío.
La verticalidad de las paredes de caliza y lo masivo del
roquedo hace que a lo largo de las foces apenas aparezca vegetación
reseñable, únicamente algún tejo
(Taxus baccata) y pequeños ejemplares de un arbusto, el
escuernacabras (Rhamnus
alpina), creciendo en inverosímil equilibrio al amparo de las escasas
fisuras de la roca.
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Declarado por Decreto 44/2001 de 19 de abril, el
Monumento Natural de la Cascada de Oneta se localiza cercano a la
aldea del mismo nombre, en el concejo de Villayón. El acceso más
fácil a Oneta discurre por la Carretera Local AS-36, que une la
capital municipal con la villa de Luarca. Desde el caserío de la
aldea, se toma un camino ancho y llano, que entre casas, prados y
tierras de cultivo alcanza la senda de empinado descenso a las
cascadas.
El recorrido descrito, poco
más de media hora de cómoda andadura, forma parte de la Red de
Senderos Locales del Principado de Asturias, con la clave SL.AS-5, y
se encuentra adecuadamente señalizado, existiendo folletos a
disposición del visitante en las oficinas del Ayuntamiento de
Villayón.
Las Cascadas de Oneta son un conjunto de tres
saltos de agua que se escalonan en pocos metros, jalonando el curso
del Arroyo del Acebo. La primera y más espectacular, la de La Firbia, se precipita
verticalmente en un salto de algo más de quince
metros.
En torno a la cascada, las piedras arrastradas han
formado un circo sobre el que rompen con estruendo las aguas y las
paredes rezumantes del roquedo aparecen densamente cubiertas de
musgos, helechos y otras especies fontinales.
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Por debajo de ésta y casi inaccesibles, existen otras
dos cascadas de menor belleza, la segunda por ser de trazado menos
vertical y la tercera, la de La
Maseirúa, por su pequeña altura.
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El Monumento
Natural del desfiladero de las Xanas, se ubica en su mayor parte en el
concejo de Santo Adriano, tocando sólo en su parte final los concejos
vecinos de Quirós y Proaza. La totalidad del desfiladero es recorrida por
una senda tallada en la roca, construida en los años cincuenta con la
intención de dar salida a los pueblos de Pedroveya, La Rebollada y Dosango
hacia el valle del Trubia. Las obras no llegaron nunca a finalizarse y la
caja sirve actualmente para el paseo excursionista.
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El acceso más fácil a la
entrada del desfiladero se realiza desde el Área Recreativa de El
Molín, muy cerca de la capital municipal Villanueva de Santo
Adriano. Para llegar allí desde Oviedo, basta tomar la N-634 en
dirección a Grado y desviarse en Trubia a la izquierda, siguiendo la
Comarcal AS-228, que transcurre a orillas del área
recreativa.
El desfiladero del arroyo de las Xanas
constituye una angostura de casi dos kilómetros de longitud y
desplomes verticales de casi quinientos metros, resultado de la
excavación del roquedo por el arroyo de Viescas en su descenso a la
confluencia con el Trubia. El desfiladero discurre por algunos
tramos de roquedos de areniscas y pizarras, sin embargo, la parte
sustancial de la hoz se abre en compactas calizas de montaña, entre
las que se imbrican estrechas brechas de caliza rosada, de tipo
griotte, muy apreciada para trabajos de
cantería. |
El cañón de las
Xanas aparece poblado de un bosque mixto en el que abundan avellanos,
espineras, fresnos, tilos y arces y en las fisuras de las paredes
verticales crecen madroños, encinas y tejos, destacando una pequeña planta
vivaz de flores rosadas, Petrocoptis glaucifolia, endémica
de la Cordillera Cantábrica.
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El Monumento Natural de la Ruta del Alba, declarado por
Decreto, en el concejo de Sobrescobio, constituye por su belleza y fácil
andadura uno de los elementos emblemáticos del Parque Natural de Redes.
Aún cuando la declaración legal no se ha hecho efectiva, el área disfruta
ya de las medidas de protección que supone su inclusión en el
recientemente declarado Parque Natural.
La Ruta parte del pueblo de
Soto de Agues y sigue las márgenes del río Alba para internarse
luego en las espectaculares Foces de Llaímo, recorrido
integrado en la Red de Rutas de Pequeño Recorrido del Principado de
Asturias, con la clave PR.AS-62, y puede ser realizado en unas tres
horas de cómodo paseo.
Desde su nacimiento en los
altos de la Sierra de Collarroces a su desembocadura en el embalse
de Rioseco, el Alba corta perpendicularmente las estructuras
geológicas, permitiendo observar excelentes secciones de los
diferentes tipos de roquedo, de naturaleza silícea –cuarcitas,
areniscas y lutitas– o calcárea –calizas de montaña y
griotte–.
Así, a lo largo de la ruta
se alternan: los relieves suaves de las zonas de litología más
blanda y las grandes paredes rocosas casi verticales donde el Alba
ha seccionado limpiamente el roquedo para formar un desfiladero de
extraordinaria belleza; los paisajes humanizados, de castañedos,
praderías y pequeños rodales de roble albar de las cercanías de Soto
de Agues y las zonas más naturales situadas al interior; la desnudez
de la roca a lo largo de las foces y la espesura de los
hayedos del monte Llaímo. |
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En otros tiempos, la vía del Alba fue utilizada por los
pastores y arrieros coyanos para alcanzar el valle vecino del Aller y
luego para la evacuación del hierro procedente de la mina Carmen, en pleno
monte de Llaímo, que era transportado hasta Rioseco para su embarque en un
pequeño ferrocarril ya desmantelado.
El tramo de mayor belleza es sin duda el de las Foces de Llaímo que discurre entre
altas paredes verticales, de cuarcita al principio y calizas después,
entallado a lo largo de voladizos excavados en la roca y bordeando un
arroyo torrencial en el que se suceden pozos, rápidos y cascadas de hasta
diez metros de altura. A lo largo del trayecto, el camino cruza dos
pequeños puentes de medio punto construidos en mampostería de piedra
caliza que apoyan el arranque de sus arcos sobre las paredes del roquedo:
La Pontona, primero y el puente
de La Resquiebra, después. Se alcanza
así el final de las foces en la
Cruz de los Ríos, abriéndose repentinamente el paisaje a un paraje de
praderas dominado por la frondosidad de los hayedos de Llaímo y las
alturas de El Retriñón (1.862 m), vértice de los concejos de Aller, Caso y
Sobrescobio.
A ambos lados de la senda crecen en fisuras y rellanos
numerosos ejemplares de haya, tejo, escuernacabras, mostajo y tilo. En
cuanto a la fauna, destaca por su abundancia el pequeño mirlo acuático,
que anida en las orillas del arroyo sumergiéndose continuamente en sus
aguas a la caza de pequeños animales, la nutria (Lutra lutra), extremadamente difícil de
observar y una alta población de truchas
(Salmo trutta).
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El Monumento Natural de la Hoces del Esva se
incluye dentro del Paisaje
Protegido de la Cuenca del Esva y comprende el tramo de ribera
que discurre entre San Pedro de Paredes y La Chanona, en las
proximidades de Brieves.
Las hoces están formadas
por un estrecho desfiladero, de casi seis kilómetros de longitud,
excavado en el duro roquedo cuarcítico por las aguas del
Esva.
Las laderas del desfiladero
se encuentran salpicadas de retazos de carbayedas, algunas
plantaciones forestales y una estrecha aliseda
ribereña ceñida al cauce. En el
sotobosque de ésta se conserva la píjara
(Wodwardia radicans), valiosa rareza botánica de ámbito
macaronésico (Madeira y Azores) que medra en este espacio gracias a
la benignidad climática del litoral cantábrico.
Las aguas del río
contribuyen a aumentar el valor de este paisaje, pues merced a ellas
se desarrollan especies como la nutria (Lutra lutra), la trucha
(Salmo trutta) o el salmón
(Salmo salar). Casi en el núcleo de las hoces se sitúa el
coto truchero del Restiellu y aguas abajo,
donde las hoces llegan a su término el coto salmonero de La
Chanona. |
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