Entre el cabo de Matxitxako y el pueblo de Bakio existe un tramo litoral en el que la tierra y el mar entablan batallas en las que el mar muestra su poder�o en cuevas y arcos, erosionando areniscas, y la tierra vence dejando islotes de duras calizas arrecifales. Este modelo de erosi�n dibuja un paisaje de belleza �nica, lo que unido al inter�s hist�rico de la zona, han hecho merecer a �sta su catalogaci�n como Biotopo Protegido.

En el coraz�n de este espacio se encuentran las islas de San Juan de Gaztelugatxe y Aketze. En la primera de ellas se encuentra la ermita, lugar al que, seg�n la leyenda, San Juan Bautista lleg� tras desembarcar en Bermeo y dar tres pasos que quedaron grabados en la roca del camino. Esta ermita tiene su origen en el siglo X y debi� ser monasterio templario. En 1053 fue donada al monasterio de San Juan de la Pe�a, en Huesca y posteriormente sufri� varios saqueos e incendios, por lo que hoy la encontramos totalmente destruida. Para acceder a ella hay que atravesar un puente de piedra y subir 237 escalones.

Por su parte, el islote de Aketze se mantiene aislado y es un santuario para las aves marinas; en �l cr�an más de 200 parejas de pa��o com�n, cormoranes mo�udos, gaviotas patiamarillas y palomas brav�as.

En tierra firme se dibujan escarpados acantilados donde, entre la vegetaci�n adaptada a la sal y a los vientos marinos, destacan la Armeria euskadiensis (endemismo vasco) y el acebuche (reliquia de �pocas más c�lidas). Por encima de ellos se encuentran ya los brezos, argomas, encinas y vi�edos de los caser�os más pr�ximos.

Dentro de la reserva marina de este tramo de costa, sobre fondos dominantemente rocosos, se asientan algas de gran porte como las Laminarias o Saccorhizas. En estos lugares se encuentran lubinas, fanecas, chicharros e incluso grandes predadores como el congrio o la morena.

A menor profundidad y entre algas rojas y calc�reas encuentran refugio las babosas, carraspios y julias, adem�s de invertebrados como actinias, erizos, holoturias, pulpos, n�coras y centollos. Sobre las rocas encontramos los apreciados percebes.